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Last Assault

domingo, 11 de mayo de 2014

Divergente

(ATENCIÓN: Todos los personajes de esta versión pertenecen a Verónica Roth, a excepción de Flare y Fionna, que son mias, y Michelle y Rachell que son de mi mejor amiga)
(Si, se que leéis Divergente en el título. La cuestión es que no me atrae Tris. no se, pero no me llama...así que he escrito una pequeña redacción en la que presento a Halle Eyre, una chica nacida en Cordialidad cuyos resultados dan Osadía, Facción que escoge, y se cambia el nombre por Flare, ya que este significa "LLamarada", y una llama es el simbolo de Osadía xDD)

Ropas rojas, amarillas, naranjas. Demasiado color para mi, Demasiada tranquilidad. Suspiré y me miré al espejo. Cabello largo, oscuro y ojos verdes con motas doradas en cuanto el sol los iluminaba. Había llegado. Por fin había llegado el día de mi elección. Recordé la prueba. Como los resultados me habían indicado la Facción que más concordaba conmigo. Mis elecciones, mi vida, mi futuro.

La Facción antes que la sangre…solo espero elegir bien me alejé de la cómoda sin poder soportar más mi reflejo. Los pómulos marcados. La piel pálida a pesar de trabajar horas y horas bajo es sol. Los labios finos, y las manos y rodillas llenas de rasguños por las caídas de los árboles frutales. Nunca se me había dado bien la cordialidad. La verdad es que prefería escalar los árboles, observar el muro que se alzaba con majestuosidad, y preguntarme como sería defenderlo. En la escuela observaba a Osadía, como ellos corrían tras el tren, como subían, y como bajaban.

-¿Lista para la ceremonia?- me giré para observar a Fionna, mi mejor amiga. Me dedicó una sonrisa deslumbrante. Vestía un traje largo, de tirantes gruesos, de un tono naranja a juego con sus ojos color ámbar.

-¿Me creerías si te dijera qué si?- pregunté, esbozando una sonrisa nerviosa. Se acercó para abrazarme. Gesto típico de Cordialidad. Amistad, bondad, amabilidad, tranquilidad. No, eso no iba conmigo. Cuchillo en vez de queso. Quizás eso fue lo que determinó mi Facción.

-Eh, venga, que queda poco. Tú solo sube, y elige, ya verás que no pasará nada malo- insistió, repitiendo las mismas palabras que llevaba diciendo varios días. Juntas nos movimos en dirección a los camiones que nos llevarían a la ceremonia. A mí alrededor cantaban, tocaban el banjo, y reían, felices. Yo me limité a observar Cordialidad, alejándome inexorablemente del que había sido mi hogar durante dieciséis años.
No creo que vuelva… pensé, y cerré los ojos.

-Halle Eyre - en cuanto mi nombre fue dicho alcé la mirada, preocupada. Había llegado la hora. Lo repitieron, y el eco rebotó en mi cabeza. Me levanté, y avancé, dejando que mis faldas rojas volaran y me coloqué ante los cuencos: carbones ardientes, tierra, agua, piedras grises y vidrios.  Osadía, Cordialidad, Erudición, Abnegación y Sinceridad. Una elección. Una vida. Ya no había vuelta atrás.

Hice el corte con el cuchillo y observé como la gota de sangre se deslizaba, hipnótica, por la palma de la mano. La desplacé y con la respiración contenida, permití que cayera. Las brasas la absorbieron y evaporaron en seguida.

- Osadía- los aplausos del grupo me llenaron. Sí…ahí pertenecía. El cuchillo, mi enfrentamiento con el perro…los resultados eran claros, y aunque decepcionara a mis padres, a mis amigos, Osadía era mi Facción, ahí pertenecía. Sinceridad, Erudición, otros Osadía. Rodeada de compañeros de clase, de gente que conocía. Miré, sin poder evitarlo, las gradas donde los de Cordialidad esperaban a ser llamados, y mi mirada se cruzó con la de Fionna. Incredulidad, traición y dolor.

Lo siento...en serio que lo siento. Pero es mi vida, mi elección, y nadie va a cambiarlo

-¿Por qué elegiste Osadía?- preguntó mi compañero de Cordialidad.

-¿Por qué lo escogiste tú? Tengo entendido que tu prueba dio como resultado Cordialidad- inquirí, algo molesta. Mi mirada se dirigió a la chica de Abnegación…aunque había olvidado su nombre. Maldita memoria.

-Me aburría allí- respondió, encogiéndose de hombros.

-Mi prueba dio como resultado Osadía. Escogí el cuchillo- respondí a su vez, cosa que hizo que me mirara sorprendido. Volví a desviar la mirada, y me levanté- Si me disculpas…- me separé de él para asomarme a la puerta. El paisaje cambiaba, veloz, ante mis ojos. Los cerré y me centré en las conversaciones de los demás, hasta que de pronto uno de ellos exclamó que alguien saltaba, por lo que no pude evitar abrirlos para comprobar que, efectivamente, los nacidos en Osadía saltaban hacia un edificio. Sonreí. Sin duda este lugar me iba a gustar. Cogí carrerilla y salté, cayendo de pie mientras sentía como un hormigueo recorría las pantorrillas y los gemelos, ya acostumbrados a esas alturas.

-Se te da bien ¿eh enana?- mi altura siempre había sido una burla. Me giré para observar a un chico vestido de blanco y negro Sinceridad pensé para mí misma- Tú no tienes dieciséis años, por lo menos te saco trece- añadió.

-Deberías graduarte la vista lengua larga. Los Sinceridad no sabéis cuando quedaros callados- respondí, ignorándolo, mientras caminaba hacia un grupo de Osadía que parecía esperarnos. El mayor de ellos se presentó como Max, y nos indicó que debíamos saltar, de nuevo. La de Abnegación se presentó para ser la primera. Nada especial, pero se llevó varios insultos por parte de unos, y elogios por parte de otros. La observé, su ropa gris ondeando al viento, su pelo rubio en la misma dirección. No dudó en separar la distancia entre el vacío y la cornisa y desapareció de nuestra vista.

-Bien… ¿quién es el siguiente?- nadie pareció querer responder a la pregunta del tal Max, así que avancé un paso (ahora que me daba cuenta, mi compañero de Cordialidad había desaparecido...no habría saltado)- Bien, una de las granjas. A ver si la recolección te sirve de algo- le ignoré, subiendo a la cornisa, y observé el vacío Eso no es nada…has saltado desde muchos árboles. Tragué saliva, y di un paso adelante. La ferocidad del viento me dejó sin aliento. Maniobré de modo que quedé mirando al cielo, y sentí como mis pulmones se vaciaban al chocar contra algo. Tanteé y reconocí el tacto de una red, y varios aplausos.

Alguien me ayudó, un chico joven, algo mayor a mí.

-¿No se han equivocado contigo?- preguntó.

-Tengo dieciséis años- respondí.

-De acuerdo…de Cordialidad, segunda en saltar por lo que veo ¿Tu nombre?- preguntó. Pensé en decir Halle. Pero luego recordé el símbolo de Osadía. Una llama.

-Flare- sonaba bien…Llamarada

-Bien… ¡Segunda en saltar, Flare!- los aplausos y gritos me llenaron, y no pude evitar sonreír. Aquél era mi lugar, por mucho que Fionna me mirara traicionada, por mucho que mis padres se sintieran decepcionados. Osadía se convertiría en mi hogar.


Cuatro, el chico que me había recibido se presentó como nuestro instructor, mientras una chica llamada Lauren anunciaba que ella se encargaría de los nacidos en Osadía. El tal Cuatro nos llevó por las instalaciones, enseñándonos lo llamado como el Foso, donde una multitud perteneciente a Osadía hablaba y gesticulaba ante nuestra presencia; y conduciéndonos a una sala que resultaba ser el comedor. Sentí como la emoción y la adrenalina recorría mi cuerpo cuando los de la Facción nos miraban, aplaudiendo y silbando. Sonreí, y me fijé entonces en dos chicas que iban a mi lado. Gemelas, de pelo castaño y ojos azules.

-¿No es genial Michelle?- inquirió una de ellas.

-A mi me parece que hay mucho ruido- comentó la llamada Michelle.

-Tonterías… ¡Eh tú!- me sobresalte al ver que se dirigía a mi- ¿A qué es increíble?- me preguntó. Dirigí la vista a la gente que nos rodeaba, que nos animaba, y no pude evitar esbozar una sonrisa, de nuevo.

-Nada que ver con Cordialidad- asumí, encogiéndome de hombros.

-¿Vienes de las granjas?- inquirió la que me había hablado.

-Rachel, se menos directa por favor- le pidió Michelle.

-Ya he dicho que de ahora en adelante me llamo Domino- soltó la otra.

-No entiendo porqué te cambiaste el nombre- murmuró su hermana. Me mordí el labio, insegura, y decidí no meterme en la conversación, ya que sería de mala educación. Seguí a la chica de Abnegación, que iba junto a una de Sinceridad, y me senté junto al tal Cuatro. Pronto comenzaron a hablar entre ellos, y pude escuchar que la chica de Abnegación (Estirada la llamaban) nunca había visto una hamburguesa porque en su Facción comían comida natural. Quise meter baza en la conversación añadiendo que a pesar de todo Cordialidad enviaba carne a todas las facciones, cuando de pronto un silencio sepulcral reinó en el comedor.
Me giré hacia la puerta, y entonces pude verlo. Era un chico alto, con varios pircings repartidos por la cara (tantos que me perdía al contarlos), pelo largo, oscuro y brillante, y una frialdad inusitada en la mirada. Tragué saliva mientras escuchaba a Cuatro decir que se llamaba Eric, y que era uno de los líderes de Osadía Eric…dudo que se me olvide ese nombre pensé. Y lo vi avanzar hacia nosotros. Hacia NUESTRA mesa. Se sentó junto a mí, y el resto no pareció percibir su presencia.

-Bueno ¿no me vas a presentar?- preguntó, señalándonos a la de Abnegación, a la de Sinceridad y a mí.

-Estas son Tris y Christina- Cuatro se giró entonces hacia mí y parpadeó, confuso, como si se acabara de enterar que estaba ahí.

-Flare- me presenté secamente, encogiéndome de hombros. Me echó un vistazo rápido y luego dirigió su mirada a la chica rubia.

-Oh, una Estirada. Veremos cuánto duras- comentó, estirando de una de las perforaciones. Paseó su mirada entre la de Sinceridad y yo, para luego volver su vista a Cuatro. Miré sus manos. Fuertes, con nudillos cubiertos de costras y varios rasguños Le gusta pelear pensé, mientras hablaba a Cuatro. Sobre Trabajo, y puestos y demás… ¿eran amigos? No lo parecían por el tono de hostilidad. En Cordialidad aprendíamos a mantener la paz, y si alguien hablaba con tono amenazante lo notábamos. Y Eric hablaba con tono amenazante a nuestro instructor. La luz se reflejó en las argollas de su ceja, captando totalmente mi atención.
¿Por qué un hombre tan amenazante, tan aparentemente violeto, me llamaba tanto? Le dio un par de palmaditas a Cuatro en el hombro, mientras se levantaba, y entonces me miró.

-¿De qué Facción vienes? ¿Cordialidad?- inquirió, inclinándose hacia mí. Le miré a los ojos. Eran claros, se me antojaron azules, pero con la luz del lugar no podía asegurarlo.

-Sí, exacto, Cordialidad- respondí, con voz firme.

-De las granjas ¿eh? Es curioso como una amante de la paz acaba en Osadía- rió, divertido, mientras se incorporaba y salía del lugar. No pude evitar seguirle con la mirada, porque la sola presencia de aquel tipo me había estremecido. Sus ojos fríos, clavados en mí, su voz fuerte, magnética, y hostil, dirigida a Cuatro.


(y ya está xDD debo escribir más ¬¬U Michelle y Rachel son personajes de una amiga mia ^-^ dos gemelas que provienen de Erudición)

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