2.
La
canción del Sombrero
Cuando
bajaron al andén Albus observó fascinado la masa de alumnos que se
arremolinaban para subir a los carros que les llevarían al castillo. El chico
recordó lo que su hermano le había contado sobre los thestrals, caballos invisibles
que tiraban de los carros. Divisó a James subido en uno de los carromatos junto
con sus amigos. Su hermano le hizo un gesto de ánimo y Albus sonrió, girándose
para seguir al grupo de alumnos de primero.
-¡Los
de primer año por aquí por favor!- exclamó una voz atronadora. Albus y Rose se
giraron con una sonrisa para observar a Hagrid, el anciano guardabosques de
colegio.
-¡Hagrid!-
exclamaron los dos a la vez, lanzándose sobre él para abrazarle. El
semi-gigante rió a través de su espesa barba cuando sintió el abrazo de los
niños.
-¡Albus
pequeño! ¡Qué grande estás!- advirtió- ¡Y tú Rosie! Jajaja, la primera vez que
os vi cabíais en la palma de mi mano- recordó con cariño. Los chicos le
sonrieron
-¿Vamos
a ir en los botes como nos contaban nuestros padres?- preguntó Rose, con la
esperanza brillando en sus ojos azules.
-¡Claro
que sí! ¡Los de primero, seguidme! ¿No querréis llegar tarde a la ceremonia de
selección verdad?- preguntó Hagrid, en tono de broma. El grupo se colocó junto
al hombre mientras todos los alumnos se iban acercando.
-¿Es
medio gigante?- preguntó Elaine con un hilo de voz.
-Si
¿algún problema con ello?- inquirió Albus, esperando algún insulto hacia el
amigo de sus padres.
-¡N-no!
Es que...nunca había visto uno y me resulta fascinante- murmuró la chica,
dedicando a Albus una sonrisa tímida. El chico relajó los hombros y le devolvió
el gesto, animándola a seguir a Hagrid. Observó al resto de personas. Vislumbró
entre la marea de estudiantes los rostros redondos y agradables de Alice y
Frank Longbottom, los hijos del profesor Neville y Hannah Longbottom, de
soltera Abbott, una bruja agradable que se había convertido en la posadera de
El Caldero Chorreante. También vio a Scorpius Malfoy, que avanzaba solitario
entre tanta gente. De resto, solo conocía a su prima Rose, y las tres chicas
que le habían acompañado durante el viaje.
Hagrid
los guió a través de la estación, y los llevó hasta un pequeño embarcadero,
donde una multitud de barcas flotaban grácilmente sobre las aguas. El moreno
las observó maravillado. Cada vez se sentía más y más fascinado por aquél lugar.
Vio como Rose tiraba de Elaine y Valeria hasta uno de los botes, donde estaba
sentada una chica de pelo plateado (curiosamente como el de la pequeña) y ojos
azulados. Prue tiró entonces de la manga de su túnica, y lo llevó hasta un bote
donde estaba el chico rubio, Scorpius.
-Es
el único donde nos podemos subir- le murmuró por lo bajo. Albus sonrió y el
otro arrugó la nariz.
-¿Pasa
algo conmigo?- inquirió, con un tono molesto. Prue dio un respingo al escuchar
su voz, pero negó rápidamente con la cabeza. Scorpius bufó y se dedicó a
observar las ondas en el agua del lago. Albus suspiró y se giró hacia Hagrid,
que en ese instante se subía a su bote. El rubio lo observó molesto unos
instantes, pero dirigió su mirada hacia el agua seguidamente mientras la
pequeña embarcación se deslizaba por las aguas y encabezaba la marcha. Pasaron
unos minutos en silencio, hasta que Albus se giró hacia su tercer compañero.
-¿Scorpius
Malfoy verdad?- el aludido se giró, y el moreno tragó saliva ante aquellas
facciones angulosas, y una mirada que demostraba una madurez impropia de su
edad. Asintió secamente.
-¿Malfoy?
¿Eres el hijo de Draco Malfoy?- preguntó entonces Hagrid. Scorpius lo miró
detenidamente, parpadeó un par de veces y frunció el ceño.
-¿Cómo
sabe quién es mi padre?- preguntó, con un tono que dejaba mucho que desear.
Albus le fulminó con la mirada.
-Podrías
ser más amable ¿No te parece?- comentó, alzando una ceja. Scorpius le miró con
extrañeza- Es el que nos está guiando hasta Hogwarts- añadió, como única
explicación. Entonces el chico esbozó una sonrisa con algo de arrogancia
dibujada. Volvió a mirar al lago y no dijo ni una palabra.
-No
te preocupes Albus...- farfulló el guardabosques, elevando más alto la lámpara
que sostenía entre sus grandes manos. El chico suspiró y se giró hacia Prue,
con la que empezó a hablar tranquilamente...
Cuando
llegaron a la entrada de la escuela se sintió sobrecogido por lo increíble que
le resultaba todo. En los cuadros la gente se movía, y creyó ver como alguno de
los personajes los señalaban a Rose y él. Alzó la mirada hacia las escaleras
cambiantes y una gran sonrisa se dibujó en su rostro. Se acercó a su prima.
-Es
genial ¿de verdad vamos a estudiar aquí?- preguntó, señalando la escaleras. Su
compañera pelirroja sonrió.
-¿Verdad
que es increíble? Según he leído les han hecho un hechizo para que cambien...-
murmuró.
-¡Ohhhhh!
Alumnos nuevos. Cada año son más pequeños ¿verdad Hagrid?- preguntó una voz
sobre ellos. Albus alzó la mirada y se encontró con un hombre pequeño, de ojos
negros, con el rostro ancho. Vestía con
abrigo verde, corbata de moño, y pantalones azules. Lo que más destacaba de él era
su sonrisa de dientes afilados.
-Déjalos
en paz su primera noche Peeves- gruñó Hagrid.
-¿Ese
es Peeves?- preguntó entonces Rose sorprendida.
-El
mismo Rosie. Sigue siendo el mismo fantasma insoportable que hace diecinueve
años- dijo riendo. El poltergeist hizo
una pedorreta y se esfumó en el aire. Hagrid los guió hasta la entrada del Gran
Comedor- Bien, ahora quedaos aquí, y entrad cuando os lo digan- anunció. Todos
se quedaron paralizados ante el hecho de tener que entrar ante todos los
alumnos, pero cuando Hagrid entró, rompieron el silencio con susurros que poco
a poco crecían
Espero que me toque en
Gryffindor
Pues yo querría ir a
Ravenclaw
Yo soy hijo de muggles,
no sé donde me tocará
Eran
los murmullos que Albus escuchaba del resto de sus compañeros. Se revolvió
incómodo, y entonces, recordó el porqué de su inquietud...no sabía en qué casa
le colocarían ¿Y si me toca en Slytherin?
No quería que eso ocurriera y que su hermano lo estuviese molestando durante
toda su vida escolar. Además, recordaba la amenaza de sus primos mayores y
tragó saliva.
-Anda
de una vez enano- una voz gruñó a sus espaldas y sintió como alguien le
empujaba. Hubiese caído al suelo de no ser porque, Rose, que se encontraba a su
lado, lo cogió. La pelirroja fulminó al causante con la mirada.
-¿Podrías
tener más cuidado no?- pidió, todo lo educadamente posible. El chico se limitó
a mirarla de arriba a abajo y esbozó una sonrisa de superioridad. Tenía los
dientes blancos, que contrastaban con su piel tostada. Los pómulos altos y
marcados, y los ojos oscuros como su pelo cortado de manera que a Albus le
recordó a un jugador del deporte muggle que a veces veía con su padre y su
tío…baloncesto si no se equivocaba.
-Tienes
razón- murmuró, para asombro de Rose. Se giró hacia Albus- Disculpa por chocar
contra ti por ser más enano que un inútil elfo doméstico y no haberte visto-
declara con una sonrisa petulante. Las orejas de Rose enrojecen de furia, como
cada vez que la enfadan. Abre la boca para replicar pero un carraspeo los
interrumpe.
-Señor
Zabini, ya tendrá la oportunidad de hacer comentarios así en cuanto sea
seleccionado para su casa. Estaré encantada de restarle puntos cada vez que le
oiga algo parecido. Por su lado, señorita Weasley, espero que los pasos que
siga sean lo de su madre, y no los de su padre- los tres se giraron hacia la
voz temerosos, pero es Prue, colocada a tras la espalda de Albus, quien murmura
un Oh de sorpresa ante la imponente
figura de la directora de Hogwarts. Minerva McGonagall es alta, con una mirada
dura y el pelo recogido en un moño. Lleva una larga túnica de color verde
esmeralda, junto con un sombrero a juego. Unas gafas coronan la punta de su
nariz recta- Espero que no armen mucho escándalo. Sus compañeros les están
esperando. Ahora asistirán a la ceremonia de Selección. Tras ella, irán con sus
respectivas casas. Comerán en sus mesas, dormirán en sus habitaciones y pasaran
el tiempo libro en las salas comunes. Ahora síganme por favor- dice, girándose
hacia la puerta cerrada ante la cual habían sido llevados. Se abrió con un
chasquido, y un calor agradable, mezclado con las voces de los estudiantes que
llegaron a Albus. Avanzó torpemente con la fila a través del pasillo que
separaba las mesas del Gran Comedor. Eran cinco en total, cuatro dedicada a los
alumnos y una, en la cabecera a los profesores. Saludó con timidez a los
gemelos Scamander y a sus primos Louis y Lucy, que estaban sentados en la mesa
de Ravenclaw. Se sonrojó cuando la hermana mayor de Louis, Victorie, le guiño
un ojo desde la mesa roja y dorada. Roxanne y Fred, junto con Dominique, que
estaban en su cuarto año, le dedicaron una mueca de ánimo. Luego divisó entre
los estudiantes de Gryffindor el rostro de su prima Molly Weasley, que la
saludó animada. Y por último, su hermano, junto con Xabier, que hicieron un
gesto parecido al rugido de un león, dándole a entender que debía estar en
Gryffindor sí o sí. Se quedaron parados ante la mesa de los profesores. Albus y
Rose saludaron tímidamente a Neville Longbottom, el profesor de Herbología. La
directora McGonagall se giró hacia ellos, con una lista entre las manos, y solo
entonces el moreno se fijó en el taburete que había aparecido por arte de
magia.
-Es
el Sombrero Seleccionador- le susurró Rose. Se giró hacia atrás, para mirar a
Prue, que tiraba de su túnica de manera insistente- ¿Si?- pregunto. La chica
señaló al techo, en el que se podían ver las estrellas y la luna brillar con
fuerza.
-¿Cómo
lo hacen?- murmuró.
-Es
un hechizo especial. Te permite ver el tiempo que hace fuera sin tener que
mirar por las ventanas y sin que te afecte el clima- explicó Rose con voz
queda.
-Oh…como
mola…¡Eh mirad! Está abriendo la boca- respondió la chica, señalando al
Sombrero. Albus iba a decir algo así como Es
imposible que un sombrero tenga boca Prue, pero se fijo que la chica tenía
razón. Las solapas se arrugaron y pareció que tenía una boca regular:
Diecinueve
años han pasado
desde que
Voldemort cayó,
y esa
larga batalla, aquí en Hogwarts ocurrió.
Los
alumnos demostraron, con orgullo y sin temer,
las
cualidades de las casas, a las que vais a pertenecer.
Slytherin
con su astucia, en la batalla se infiltró
Ravenclaw
con su inteligencia, en ningún momento dudo.
Hufflepuff
con su lealtad, durante todo el tiempo apoyó
Y
Gryffindor con su valentía, los ánimos infundió.
Yo seré
quién elija, en que casa viviréis.
Sed
conscientes mis alumnos, que allí siempre estaréis.
Probadme
y descubriréis, cuales son vuestras habilidades,
y así en
siete año, superaréis vuestras debilidades
En
cuanto terminó, el Comedor entero aplaudió con fuerza, y Albus no se quedó
atrás. A su lado Prue silbaba Demonios…esta
chica tiene mucho ánimo encima y Rose sonreía exaltada por lo ocurrido.
-Mi
madre tenía razón, esto es fantástico- susurró a su primo, que asintió
fascinada.
-Estoy
deseando saber en qué casa nos tocará y empezar a dar clases… ¿empezarán por
apellido o por nombre en el orden alfabético?- murmuró Albus. Su prima se
encogió de hombros ante la pregunta de su primo, y le pidió silencio al ver a
la profesora McGonagall desenrollar el pergamino que llevaba en la mano. El
chico agarró a su prima con fuerza de la mano y tragó saliva.
-Walden
Corner- fue el primero de los nombres. Un niño de revuelto pelo negro y ojos
azules avanzó a trompicones y se sentó en el taburete. La directora le colocó
el Sombrero sobre la cabeza, y este, tras unos instantes se decidió.
-¡RAVENCLAW!-
la mesa azul rompió en aplausos ante su primer alumno, que avanzó con timidez
hasta donde sus compañeros. Llamaron a un par de alumnos más, que fueron
sorteados a Hufflepuff y a Gryffindor respectivamente.
-Valeria
Ellingson- llamó McGonagall. La morena suspiró abatida y se acercó lentamente
al asiento. El Sombrero le quedaba algo grande, pero, tan solo dudo unos
instantes.
-¡SLYTHERIN!-
la mesa de verde y plata alabó a su nueva compañera, que saludó a sus
compañeros de tren con timidez mientras caminaba hacia su mesa. Albus miró de
reojo a James, que le observaba con atención. Mientras el Sombrero enviaba a
una chica a Ravenclaw, el moreno se acercó a su prima.
-Los
están llamando por orden alfabético de la Z a la A- murmuró.
-Ya
me he dado cuenta- respondió Rose, mientras McGonagall llamaba a Scorpius
Malfoy. El chico rubio avanzó con la cabeza bien alta hacia el taburete. En
cuanto el Sombrero rozó su pelo, exclamó el nombre de su casa.
-¡SLYTHERIN!-
otra vez aplausos mientras Scorpius avanzaba con una sonrisa trémula y se
sentaba junto a Valeria.
-Rose
Weasley- llamó McGonagall. La pelirroja se sobresaltó al escuchar su nombre y
se quedó paralizada- ¿Rose Weasley?- repitió la directora. Albus le dio unas
palmaditas en la espalda. La muchacha reaccionó ¡Ay lo siento! y se acercó con pequeños saltos hasta la silla, y
sintió el poco peso del Sombrero sobre su cabeza.
-Vaya,
vaya…los Weasley no paran de invadirnos muchacha. Tienes una gran cabeza
pensante. Podría enviarte a Ravenclaw pero….sí, ya sé a dónde
mandarte…¡¡GRYFFINDOR!!- la mesa roja estalló en aplausos. Albus también
aplaudió, y Rose le dedicó una sonrisa de ánimo Te veo en la mesa Albus articuló. Mientras ella se sentaba junto a
Roxanne, Fred y Dominique, McGonagall llamó a Prue.
-Deséame
suerte Al- murmuró la rubia dedicándole una mueca. Se acercó al taburete con
una sonrisa radiante y casi pareció arrebatarle a la directora el Sombrero
Seleccionador.
-Vaya,
una muchachita impaciente…y precoz por lo que veo. Resultarías una Ravenclaw
muy buena, sí señor, muy buena. Pero tu corazón… ¡Ah, tu corazón! Eres una
verdadera luchadora. Pues en ese caso, solo podrás ser…¡¡GRYFFINDOR!!- dio un
grito de alegría al quitarse el Sombrero y correr hacia la mesa para abrazar
con fuerza a Rose. Miles Warrington, Malone Zabini y Harper Nott fueron
seleccionados para Slytherin. A Elaine Farandole le tocó Ravenclaw; Erika
Walker, la niña que había viajado con Rose, Elaine y Valeria en el bote fue
seleccionada para Hufflepuff y Frank Longbottom fue enviado a Gryffindor. Otro Hufflepuf, una Ravenclaw, un
Gryffindor. Un tal Benjamin Carmichael fue acogido en Ravenclaw. El número de
alumnos se vio reducido a tres: Albus, Alice Longbottom y un chico de pecas y
cabello rubio que fue mandado a Gryffindor. Alice le dedicó una sonrisa dulce y
se sentó en el taburete, antes de dedicarle a su padre otra sonrisa. El
Sombrero gritó “¡¡HUFFLEPUF!!” y la
niña se acercó a la mesa con los aplausos a su alrededor.
-Albus
Potter- su nombre flotó en el aire y el tragó saliva antes de avanzar ¿En serio? ¿No hay ninguna otra persona que
empiece por A? Se sentó temeroso mientras sentía como McGonagall le
colocaba el Sombrero. Lo último que vio fue los rostros expectantes de sus
compañeros y sus familiares.
-Ummm…otro
Potter- murmuró una vocecilla en su cabeza ¿Habrán
escuchado el resto esta voz?- Pero es difícil, muy difícil. No eres como tu
hermano. Tienes una cabeza llena de ideas, de esperanzas. Quieres ser
diferente. Es más, eres diferente. Si…si- murmuraba. Albus se removía incómodo.
El tiempo pasaba, y el Sombrero no se decidía. Estaba a punto de perder los
nervios cuando la voz del Sombrero llenó el Gran comedor- ¡¡SLYTHERIN!!- el
silencio fue aplastante. Demasiado para el gusto de Albus. Todo el mundo le
observaba, atónito por la elección del Sombrero Seleccionador. De pronto
comenzaron a escucharse unos aplausos tímidos surgir de la marea verde y
plateada. Albus se giró hacia el lugar de procedencia, y vio a Valeria aplaudir
por la elección. De pronto, alguien lo hizo también, pero el sonido provenía de
la mesa de Gryffindor. Se trataba de Prue. A la rubia le siguió Elaine en la
mesa de Ravenclaw, los hermanos Longbottom en sus respectivas casas, y
seguidamente, y para sorpresa de Albus, Scorpius Malfoy. Tras él, la mesa de
Slytherin comenzó a aplaudir. También aplaudieron el resto de mesas, incluida
la de los profesores. Albus se dirigió con paso torpe hacia la mesa de
Slytherin y se sentó entre Valeria y Scorpius.
-Gracias-
murmuró a la chica. Esta le dedicó una sonrisa y pidió silencio, señalando a la
mesa de profesores, donde la directora McGonagall se acercaba al atril para dar
el discurso de bienvenida.
-
Alumnos y alumnas
de Hogwarts, es un honor comunicar que la escuela abre sus puertas un año más
ante todo aquel que esté dispuesto a estudiar en este colegio, los secretos de
la magia y la hechicería. Debo anunciar a los alumnos de primer año, y recordar
a los demás, que el bosque prohibido no es seguro, sobre todo si estáis solos.
El señor Filch me ha pedido que os recuerde que está terminantemente prohibido
usar la magia en los pasillos y también el uso de cualquier artículo de
Sortilegios Weasley- comenzó, dedicando una mirada severa a Fred y Roxanne, los
mellizos, y seguidamente a James y Xabier- Quiero dar también la enhorabuena, a
los alumnos recientemente seleccionados para sus casas. Los capitanes de los
equipos de Quidditch deben pasar por mi despacho cuando tengan su equipo
completo, y comunicar la solicitud del campo con un poco de antelación para los
entrenamientos- añadió, mientras se ajustaba las gafas sobre el puente de la
nariz. Albus entonces observó a resto de profesores y saludo tanto a Hagrid
como a Neville- Por último, no tengo nada más que decir en este momento, que
desearos suerte en vuestros estudios, y que tengáis una saludable cena de
bienvenida- concluyó, dedicando a todos una sonrisa, mientras se daba la vuelta
para ocupar su sitio, entre Horace Slughorn, el profesor de Pociones, un hombre
ancho y bajo, con la cara redonda y sonrosada, con un poblado bigote; y
Neville, que intercambio unas palabras con la directora y sonrió gentilmente.
Albus
centró entonces su atención en el banquete que se había aparecido ante sus
ojos: pasteles de calabaza, de carne, de riñones, costillas de cerdo, muslos de
pollo, grandes fuentes de patatas fritas y cocidas, guisantes hervidos y caldos
espesos de cebolla que desprendían un aroma embriagador…
El
moreno se centró en servirse un poco de todo, para probar la deliciosa comida
de la que su hermano mayor siempre hablaba. Charlo animadamente con Valeria
sobre quidditch, agradecido de que la chica lo viese y de poder estar con
alguien tan agradable como ella. Alargó la mano hacia la fuente de pasteles de
calabaza, donde solo quedaba uno, y en su trayectoria se cruzó otra mano. Ambas
se apartaron y Albus miró al dueño. Se trataba de Scorpius Malfoy, que le
observaba con una confusión parecía a la que sentía en ese momento.
-Cógelo
tú, no me importa- soltó el rubio. Parecía que arrastraba las palabras, pero en
sus ojos había calidez, y en su voz ni una pizca de arrogancia. Albus sonrió,
lo cogió y lo partió por la mitad, dándole a Scorpius uno de los trozos.
-Siempre
me han dicho que la comida sabe mejor si la compartes- dijo, dedicando el gesto
de su rostro a Scorpius, que primero miró el trozo sorprendido y luego a Albus
agradecido. Cogió la comida que le tendía el moreno y engulló sin miramientos
el pastel.
-Y
a mí siempre me han dicho que hay que masticar la comida- añadió Valeria,
frunciendo el ceño ante la actitud del rubio. Scorpius rió con diversión, se
limpió la boca con la servilleta y le tendió la mano a Albus.
-No
nos hemos presentado formalmente. Scorpius Malfoy- se presentó. Y Albus sintió
que aquél chico le caería bien. Le estrechó la mano tendida.
-Albus
Potter, un placer- respondió el moreno. Scorpius miro a Valeria, que cortaba un
filete de pollo con educación. La chica dirigió su mirada verde y azul al
rubio.
-Valeria
Ellingson- murmuró, y como si eso bastase, ataco de nuevo al filete, ignorando
a sus compañeros de mesa.
-¿No
habla mucho verdad?- preguntó Scorpius. Albus sonrió.
-En
el tren por lo menos hablaba- comentó, mordiendo su pedazo de pastel de
calabaza. De pronto, la fuente volvió a llenarse y él y Scorpius se lanzaron a
coger un par cada uno.
-Tu
padre es Harry Potter ¿no?- preguntó de pronto. Albus tragó el pedazo de pastel
y alargó el tenedor para coger unas pocas patatas.
-Si…y
el tuyo es Draco Malfoy ¿verdad? Saludó a mi padre en la estación- comentó
Albus. Scorpius asintió.
-Él
quería que me tocase en Slytherin…me dijo que si no me tocaba en esta casa me
desheredaba- comentó entre risas. Albus rió con él.
-Mi
tío Ron me amenazó con básicamente lo mismo, solo que en mi caso era si me
tocaba en Slytherin- comentó.
-Vaya,
pues en ese caso te has quedado sin herencia- bromeó el rubio, mientras se
limpiaba con la servilleta y se acomodaba en el asiento. Albus sonrió y desvió
su mirada hacia la mesa de Gryffindor, al otro lado de la sala, donde vio a
Prue y Rose sentadas junto a James y Xabier, que hacían reír a la rubia pero no
a la pelirroja, que los observaba con el ceño fruncido. Prue entonces se
percato de la mirada de Albus y lo saludó con efusividad. El moreno le devolvió
el gesto y luego se dedicó a observar a sus compañeros. Entre ellos advirtió la
mirada petulante del llamado Zabini, que estaba sentado con Miles Warrington,
un muchacho de hombros anchos y pelo color arena; y Harper Nott, un chaval
pequeño y flacucho, que saludo con timidez a Scorpius.
La
cena transcurrió sin ningún otro problema para Albus, sin contar por supuesto
las miradas furtivas que varios de sus compañeros de mesa y casa le lanzaban,
preguntándose cómo era posible que un Potter hubiese acabado allí, en la mesa
de las serpientes. Los platos de carne, sopas y demás dieron paso a grandes
tartas de melaza, helados de todos los sabores, y algún que otro dulce de la
tienda de Honeydukes, como las meigas fritas, cuencos de grageas, calderos de
chocolate…Albus agarró una tarta de melaza, un caldero, unas grageas y un par
de meigas, y Scorpius le imitó. Valeria se limito a agarrar un trozo de tarta y
lo comió con delicadeza.
Tras
aquella cena tan abundante, Albus ya no podía pensar en otra cosa que en irse a
la cama. Vio que algunos alumnos se levantaban de sus respectivas mesas para
acercarse a otras y así hablar con sus amigos. Albus vio entonces a Prue y a
Rose, caminando hacia ellos. La pelirroja parecía estar a punto de reventar,
pero la rubia seguía devorando un caldero de chocolate. Antes de darle el mordisco,
comió una meiga y flotó delicadamente a un par de centímetros sobre el suelo.
-¡Estoy
llena!- exclamó, sentándose entre Valeria y Albus sin miramientos, ganándose
así miradas de incredulidad por parte de varios alumnos de Slytherin, y otros
tantos de Ravenclaw que se encontraban en la mesa de al lado. Rose por su lado
se mantuvo más alejada, observando a Scorpius con suspicacia.
-¿Pasa
algo?- preguntó el rubio, comenzando amostrarse molesto por el examen visual de
Rose. La pelirroja dio un respingo en su sitio pero negó con la cabeza mientras
se giraba hacia Prue.
-Yo
voy a volver a la mesa- murmuró, dándose la vuelta y dirigiéndose a la mesa
roja y dorada. Pero Prue no se movió de su sitio y partió su caldero en cuatro
trozos, que entregó a sus compañeros. Scorpius observó extrañado el que le tendía
-¿No
quieres?- preguntó Prue.
-S-si…pero…me
extraña que me lo des así, sin conocerme siquiera- murmuró.
-Estás
hablando con Al y con Val, eso me basta para saber que eres un tipo legal-
explicó la chica, encogiéndose de hombros. Scorpius sonrió y cogió el trozo de
caldero, mordiéndolo a continuación- Prue Lalonde, por cierto- dijo sonriente,
cogiendo la mano de Scorpius para estrecharla. El rubio rio divertido.
-Scorpius
Malfoy- se presentó, por segunda vez aquella noche.
-Te
presentaste en el vagón ¿verdad?- preguntó Prue entonces. El chico asintió.
-Y
nos subimos juntos a la barca- añadió. La rubia rio divertida y entonces la
directora McGonagall se levantó y carraspeó ligeramente. El Gran Comedor quedó
completamente en silencio.
-Bien
alumnos. Tras esta abundante cena, no tengo nada más que hacer que desearos
buenas noches y que espero veros mañana a primera hora para el comienzo de las
clases. Los prefectos de cada casa les guiarán hasta las salas comunes, donde
les espera su equipaje. Espero que vuestra estancia aquí, en Hogwarts, sea para
vosotros una experiencia maravillosa y única- dijo, mientras sonreía a todos
los alumnos, que aplaudieron con efusividad. Prue se levantó como por un
resorte y corrió hacia su mesa despidiéndose de Albus, Scorpius y Valeria.
-¡Los
de primero por aquí por favor!- escuchó el moreno. Se giró para mirar a un
chico alto y espigado, con el cabello revuelto de tono castaño y ojos claros.
Albus se apresuró a seguir la fila de alumnos. Recorrieron los pasillos, y
bajaron por una escalera hasta las mazmorras. El prefecto se detuvo ante una
pared y pronunció las palabras Carpe Diem.
La pared se deslizó hacia un lado, dejando entrever un pasillo que desprendía
un brillo verdoso- Por aquí por favor- comentó el prefecto, metiéndose por el
pasadizo. Albus lo siguió, expectante, seguido por Scorpius y Valeria.
[a8c para los amigos XD]
ResponderEliminarSiento haber tardado en comentar, pero esta semana la he tenido repleta de prácticas :''D
Me está gustando mucho tu historia y me parece muy original que Albus acabe en Slytherin (Odio el nombre de las casas -A-) aunque mi mente fujoshi no piede evitar fantasear con Scorpius y Albus desde el principio del capítulo.
No sé si te habrás dado cuenta, pero si pasas el blog la letra en cursiva parece que baila XD
A-chan *3* muchas gracias por tu comentario <3 en nada subiré a devianart las fichas de Prue, Elaine, Valeria y Erika, para que veáis como me quedaron nwn
EliminarQue Albus acabe en Slytherin es algo que pense, y me dije "Por que no? Total, algo diferente a Harry debe tener"
Me alegro mucho que te esté gustando la historia en serio *w* Cuando pueda, y tenga oportunidad, subiré los spectos de los personajes ^w^