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Last Assault

domingo, 24 de noviembre de 2013

Albus Potter y el Espejo de Oesed

ADVERTENCIA: esta historia está basada en el universo mágico de JKR, y tanto los personajes como los escenarios pertenecen a esta fantástica escritora. Todos aquellos personajes que no reconozcan, o son originales de JKR como los hijos de los personajes, o son mios. Disfrutad
2.
La canción del Sombrero
Cuando bajaron al andén Albus observó fascinado la masa de alumnos que se arremolinaban para subir a los carros que les llevarían al castillo. El chico recordó lo que su hermano le había contado sobre los thestrals, caballos invisibles que tiraban de los carros. Divisó a James subido en uno de los carromatos junto con sus amigos. Su hermano le hizo un gesto de ánimo y Albus sonrió, girándose para seguir al grupo de alumnos de primero.
-¡Los de primer año por aquí por favor!- exclamó una voz atronadora. Albus y Rose se giraron con una sonrisa para observar a Hagrid, el anciano guardabosques de colegio.
-¡Hagrid!- exclamaron los dos a la vez, lanzándose sobre él para abrazarle. El semi-gigante rió a través de su espesa barba cuando sintió el abrazo de los niños.
-¡Albus pequeño! ¡Qué grande estás!- advirtió- ¡Y tú Rosie! Jajaja, la primera vez que os vi cabíais en la palma de mi mano- recordó con cariño. Los chicos le sonrieron
-¿Vamos a ir en los botes como nos contaban nuestros padres?- preguntó Rose, con la esperanza brillando en sus ojos azules.
-¡Claro que sí! ¡Los de primero, seguidme! ¿No querréis llegar tarde a la ceremonia de selección verdad?- preguntó Hagrid, en tono de broma. El grupo se colocó junto al hombre mientras todos los alumnos se iban acercando.
-¿Es medio gigante?- preguntó Elaine con un hilo de voz.
-Si ¿algún problema con ello?- inquirió Albus, esperando algún insulto hacia el amigo de sus padres.
-¡N-no! Es que...nunca había visto uno y me resulta fascinante- murmuró la chica, dedicando a Albus una sonrisa tímida. El chico relajó los hombros y le devolvió el gesto, animándola a seguir a Hagrid. Observó al resto de personas. Vislumbró entre la marea de estudiantes los rostros redondos y agradables de Alice y Frank Longbottom, los hijos del profesor Neville y Hannah Longbottom, de soltera Abbott, una bruja agradable que se había convertido en la posadera de El Caldero Chorreante. También vio a Scorpius Malfoy, que avanzaba solitario entre tanta gente. De resto, solo conocía a su prima Rose, y las tres chicas que le habían acompañado durante el viaje.
Hagrid los guió a través de la estación, y los llevó hasta un pequeño embarcadero, donde una multitud de barcas flotaban grácilmente sobre las aguas. El moreno las observó maravillado. Cada vez se sentía más y más fascinado por aquél lugar. Vio como Rose tiraba de Elaine y Valeria hasta uno de los botes, donde estaba sentada una chica de pelo plateado (curiosamente como el de la pequeña) y ojos azulados. Prue tiró entonces de la manga de su túnica, y lo llevó hasta un bote donde estaba el chico rubio, Scorpius.
-Es el único donde nos podemos subir- le murmuró por lo bajo. Albus sonrió y el otro arrugó la nariz.
-¿Pasa algo conmigo?- inquirió, con un tono molesto. Prue dio un respingo al escuchar su voz, pero negó rápidamente con la cabeza. Scorpius bufó y se dedicó a observar las ondas en el agua del lago. Albus suspiró y se giró hacia Hagrid, que en ese instante se subía a su bote. El rubio lo observó molesto unos instantes, pero dirigió su mirada hacia el agua seguidamente mientras la pequeña embarcación se deslizaba por las aguas y encabezaba la marcha. Pasaron unos minutos en silencio, hasta que Albus se giró hacia su tercer compañero.
-¿Scorpius Malfoy verdad?- el aludido se giró, y el moreno tragó saliva ante aquellas facciones angulosas, y una mirada que demostraba una madurez impropia de su edad. Asintió secamente.
-¿Malfoy? ¿Eres el hijo de Draco Malfoy?- preguntó entonces Hagrid. Scorpius lo miró detenidamente, parpadeó un par de veces y frunció el ceño.
-¿Cómo sabe quién es mi padre?- preguntó, con un tono que dejaba mucho que desear. Albus le fulminó con la mirada.
-Podrías ser más amable ¿No te parece?- comentó, alzando una ceja. Scorpius le miró con extrañeza- Es el que nos está guiando hasta Hogwarts- añadió, como única explicación. Entonces el chico esbozó una sonrisa con algo de arrogancia dibujada. Volvió a mirar al lago y no dijo ni una palabra.
-No te preocupes Albus...- farfulló el guardabosques, elevando más alto la lámpara que sostenía entre sus grandes manos. El chico suspiró y se giró hacia Prue, con la que empezó a hablar tranquilamente...

Cuando llegaron a la entrada de la escuela se sintió sobrecogido por lo increíble que le resultaba todo. En los cuadros la gente se movía, y creyó ver como alguno de los personajes los señalaban a Rose y él. Alzó la mirada hacia las escaleras cambiantes y una gran sonrisa se dibujó en su rostro. Se acercó a su prima.
-Es genial ¿de verdad vamos a estudiar aquí?- preguntó, señalando la escaleras. Su compañera pelirroja sonrió.
-¿Verdad que es increíble? Según he leído les han hecho un hechizo para que cambien...- murmuró.
-¡Ohhhhh! Alumnos nuevos. Cada año son más pequeños ¿verdad Hagrid?- preguntó una voz sobre ellos. Albus alzó la mirada y se encontró con un hombre pequeño, de ojos negros, con  el rostro ancho. Vestía con abrigo verde, corbata de moño, y pantalones azules. Lo que más destacaba de él era su sonrisa de dientes afilados.
-Déjalos en paz su primera noche Peeves- gruñó Hagrid.
-¿Ese es Peeves?- preguntó entonces Rose sorprendida.
-El mismo Rosie. Sigue siendo el mismo fantasma insoportable que hace diecinueve años- dijo riendo. El poltergeist  hizo una pedorreta y se esfumó en el aire. Hagrid los guió hasta la entrada del Gran Comedor- Bien, ahora quedaos aquí, y entrad cuando os lo digan- anunció. Todos se quedaron paralizados ante el hecho de tener que entrar ante todos los alumnos, pero cuando Hagrid entró, rompieron el silencio con susurros que poco a poco crecían
Espero que me toque en Gryffindor
Pues yo querría ir a Ravenclaw
Yo soy hijo de muggles, no sé donde me tocará
Eran los murmullos que Albus escuchaba del resto de sus compañeros. Se revolvió incómodo, y entonces, recordó el porqué de su inquietud...no sabía en qué casa le colocarían ¿Y si me toca en Slytherin? No quería que eso ocurriera y que su hermano lo estuviese molestando durante toda su vida escolar. Además, recordaba la amenaza de sus primos mayores y tragó saliva.
-Anda de una vez enano- una voz gruñó a sus espaldas y sintió como alguien le empujaba. Hubiese caído al suelo de no ser porque, Rose, que se encontraba a su lado, lo cogió. La pelirroja fulminó al causante con la mirada.
-¿Podrías tener más cuidado no?- pidió, todo lo educadamente posible. El chico se limitó a mirarla de arriba a abajo y esbozó una sonrisa de superioridad. Tenía los dientes blancos, que contrastaban con su piel tostada. Los pómulos altos y marcados, y los ojos oscuros como su pelo cortado de manera que a Albus le recordó a un jugador del deporte muggle que a veces veía con su padre y su tío…baloncesto si no se equivocaba.
-Tienes razón- murmuró, para asombro de Rose. Se giró hacia Albus- Disculpa por chocar contra ti por ser más enano que un inútil elfo doméstico y no haberte visto- declara con una sonrisa petulante. Las orejas de Rose enrojecen de furia, como cada vez que la enfadan. Abre la boca para replicar pero un carraspeo los interrumpe.
-Señor Zabini, ya tendrá la oportunidad de hacer comentarios así en cuanto sea seleccionado para su casa. Estaré encantada de restarle puntos cada vez que le oiga algo parecido. Por su lado, señorita Weasley, espero que los pasos que siga sean lo de su madre, y no los de su padre- los tres se giraron hacia la voz temerosos, pero es Prue, colocada a tras la espalda de Albus, quien murmura un Oh de sorpresa ante la imponente figura de la directora de Hogwarts. Minerva McGonagall es alta, con una mirada dura y el pelo recogido en un moño. Lleva una larga túnica de color verde esmeralda, junto con un sombrero a juego. Unas gafas coronan la punta de su nariz recta- Espero que no armen mucho escándalo. Sus compañeros les están esperando. Ahora asistirán a la ceremonia de Selección. Tras ella, irán con sus respectivas casas. Comerán en sus mesas, dormirán en sus habitaciones y pasaran el tiempo libro en las salas comunes. Ahora síganme por favor- dice, girándose hacia la puerta cerrada ante la cual habían sido llevados. Se abrió con un chasquido, y un calor agradable, mezclado con las voces de los estudiantes que llegaron a Albus. Avanzó torpemente con la fila a través del pasillo que separaba las mesas del Gran Comedor. Eran cinco en total, cuatro dedicada a los alumnos y una, en la cabecera a los profesores. Saludó con timidez a los gemelos Scamander y a sus primos Louis y Lucy, que estaban sentados en la mesa de Ravenclaw. Se sonrojó cuando la hermana mayor de Louis, Victorie, le guiño un ojo desde la mesa roja y dorada. Roxanne y Fred, junto con Dominique, que estaban en su cuarto año, le dedicaron una mueca de ánimo. Luego divisó entre los estudiantes de Gryffindor el rostro de su prima Molly Weasley, que la saludó animada. Y por último, su hermano, junto con Xabier, que hicieron un gesto parecido al rugido de un león, dándole a entender que debía estar en Gryffindor sí o sí. Se quedaron parados ante la mesa de los profesores. Albus y Rose saludaron tímidamente a Neville Longbottom, el profesor de Herbología. La directora McGonagall se giró hacia ellos, con una lista entre las manos, y solo entonces el moreno se fijó en el taburete que había aparecido por arte de magia.
-Es el Sombrero Seleccionador- le susurró Rose. Se giró hacia atrás, para mirar a Prue, que tiraba de su túnica de manera insistente- ¿Si?- pregunto. La chica señaló al techo, en el que se podían ver las estrellas y la luna brillar con fuerza.
-¿Cómo lo hacen?- murmuró.
-Es un hechizo especial. Te permite ver el tiempo que hace fuera sin tener que mirar por las ventanas y sin que te afecte el clima- explicó Rose con voz queda.
-Oh…como mola…¡Eh mirad! Está abriendo la boca- respondió la chica, señalando al Sombrero. Albus iba a decir algo así como Es imposible que un sombrero tenga boca Prue, pero se fijo que la chica tenía razón. Las solapas se arrugaron y pareció que tenía una boca regular:
Diecinueve años han pasado
desde que Voldemort cayó,
y esa larga batalla, aquí en Hogwarts ocurrió.
Los alumnos demostraron, con orgullo y sin temer,
las cualidades de las casas, a las que vais a pertenecer.
Slytherin con su astucia, en la batalla se infiltró
Ravenclaw con su inteligencia, en ningún momento dudo.
Hufflepuff con su lealtad, durante todo el tiempo apoyó
Y Gryffindor con su valentía, los ánimos infundió.
Yo seré quién elija, en que casa viviréis.
Sed conscientes mis alumnos, que allí siempre estaréis.
Probadme y descubriréis, cuales son vuestras habilidades,
y así en siete año, superaréis vuestras debilidades
En cuanto terminó, el Comedor entero aplaudió con fuerza, y Albus no se quedó atrás. A su lado Prue silbaba Demonios…esta chica tiene mucho ánimo encima y Rose sonreía exaltada por lo ocurrido.
-Mi madre tenía razón, esto es fantástico- susurró a su primo, que asintió fascinada.
-Estoy deseando saber en qué casa nos tocará y empezar a dar clases… ¿empezarán por apellido o por nombre en el orden alfabético?- murmuró Albus. Su prima se encogió de hombros ante la pregunta de su primo, y le pidió silencio al ver a la profesora McGonagall desenrollar el pergamino que llevaba en la mano. El chico agarró a su prima con fuerza de la mano y tragó saliva.
-Walden Corner- fue el primero de los nombres. Un niño de revuelto pelo negro y ojos azules avanzó a trompicones y se sentó en el taburete. La directora le colocó el Sombrero sobre la cabeza, y este, tras unos instantes se decidió.
-¡RAVENCLAW!- la mesa azul rompió en aplausos ante su primer alumno, que avanzó con timidez hasta donde sus compañeros. Llamaron a un par de alumnos más, que fueron sorteados a Hufflepuff y a Gryffindor respectivamente.
-Valeria Ellingson- llamó McGonagall. La morena suspiró abatida y se acercó lentamente al asiento. El Sombrero le quedaba algo grande, pero, tan solo dudo unos instantes.
-¡SLYTHERIN!- la mesa de verde y plata alabó a su nueva compañera, que saludó a sus compañeros de tren con timidez mientras caminaba hacia su mesa. Albus miró de reojo a James, que le observaba con atención. Mientras el Sombrero enviaba a una chica a Ravenclaw, el moreno se acercó a su prima.
-Los están llamando por orden alfabético de la Z a la A- murmuró.
-Ya me he dado cuenta- respondió Rose, mientras McGonagall llamaba a Scorpius Malfoy. El chico rubio avanzó con la cabeza bien alta hacia el taburete. En cuanto el Sombrero rozó su pelo, exclamó el nombre de su casa.
-¡SLYTHERIN!- otra vez aplausos mientras Scorpius avanzaba con una sonrisa trémula y se sentaba junto a Valeria.
-Rose Weasley- llamó McGonagall. La pelirroja se sobresaltó al escuchar su nombre y se quedó paralizada- ¿Rose Weasley?- repitió la directora. Albus le dio unas palmaditas en la espalda. La muchacha reaccionó ¡Ay lo siento! y se acercó con pequeños saltos hasta la silla, y sintió el poco peso del Sombrero sobre su cabeza.
-Vaya, vaya…los Weasley no paran de invadirnos muchacha. Tienes una gran cabeza pensante. Podría enviarte a Ravenclaw pero….sí, ya sé a dónde mandarte…¡¡GRYFFINDOR!!- la mesa roja estalló en aplausos. Albus también aplaudió, y Rose le dedicó una sonrisa de ánimo Te veo en la mesa Albus articuló. Mientras ella se sentaba junto a Roxanne, Fred y Dominique, McGonagall llamó a Prue.
-Deséame suerte Al- murmuró la rubia dedicándole una mueca. Se acercó al taburete con una sonrisa radiante y casi pareció arrebatarle a la directora el Sombrero Seleccionador.
-Vaya, una muchachita impaciente…y precoz por lo que veo. Resultarías una Ravenclaw muy buena, sí señor, muy buena. Pero tu corazón… ¡Ah, tu corazón! Eres una verdadera luchadora. Pues en ese caso, solo podrás ser…¡¡GRYFFINDOR!!- dio un grito de alegría al quitarse el Sombrero y correr hacia la mesa para abrazar con fuerza a Rose. Miles Warrington, Malone Zabini y Harper Nott fueron seleccionados para Slytherin. A Elaine Farandole le tocó Ravenclaw; Erika Walker, la niña que había viajado con Rose, Elaine y Valeria en el bote fue seleccionada para Hufflepuff y Frank Longbottom fue enviado a  Gryffindor. Otro Hufflepuf, una Ravenclaw, un Gryffindor. Un tal Benjamin Carmichael fue acogido en Ravenclaw. El número de alumnos se vio reducido a tres: Albus, Alice Longbottom y un chico de pecas y cabello rubio que fue mandado a Gryffindor. Alice le dedicó una sonrisa dulce y se sentó en el taburete, antes de dedicarle a su padre otra sonrisa. El Sombrero gritó “¡¡HUFFLEPUF!!” y la niña se acercó a la mesa con los aplausos a su alrededor.
-Albus Potter- su nombre flotó en el aire y el tragó saliva antes de avanzar ¿En serio? ¿No hay ninguna otra persona que empiece por A? Se sentó temeroso mientras sentía como McGonagall le colocaba el Sombrero. Lo último que vio fue los rostros expectantes de sus compañeros y sus familiares.
-Ummm…otro Potter- murmuró una vocecilla en su cabeza ¿Habrán escuchado el resto esta voz?- Pero es difícil, muy difícil. No eres como tu hermano. Tienes una cabeza llena de ideas, de esperanzas. Quieres ser diferente. Es más, eres diferente. Si…si- murmuraba. Albus se removía incómodo. El tiempo pasaba, y el Sombrero no se decidía. Estaba a punto de perder los nervios cuando la voz del Sombrero llenó el Gran comedor- ¡¡SLYTHERIN!!- el silencio fue aplastante. Demasiado para el gusto de Albus. Todo el mundo le observaba, atónito por la elección del Sombrero Seleccionador. De pronto comenzaron a escucharse unos aplausos tímidos surgir de la marea verde y plateada. Albus se giró hacia el lugar de procedencia, y vio a Valeria aplaudir por la elección. De pronto, alguien lo hizo también, pero el sonido provenía de la mesa de Gryffindor. Se trataba de Prue. A la rubia le siguió Elaine en la mesa de Ravenclaw, los hermanos Longbottom en sus respectivas casas, y seguidamente, y para sorpresa de Albus, Scorpius Malfoy. Tras él, la mesa de Slytherin comenzó a aplaudir. También aplaudieron el resto de mesas, incluida la de los profesores. Albus se dirigió con paso torpe hacia la mesa de Slytherin y se sentó entre Valeria y Scorpius.
-Gracias- murmuró a la chica. Esta le dedicó una sonrisa y pidió silencio, señalando a la mesa de profesores, donde la directora McGonagall se acercaba al atril para dar el discurso de bienvenida.
- Alumnos y alumnas de Hogwarts, es un honor comunicar que la escuela abre sus puertas un año más ante todo aquel que esté dispuesto a estudiar en este colegio, los secretos de la magia y la hechicería. Debo anunciar a los alumnos de primer año, y recordar a los demás, que el bosque prohibido no es seguro, sobre todo si estáis solos. El señor Filch me ha pedido que os recuerde que está terminantemente prohibido usar la magia en los pasillos y también el uso de cualquier artículo de Sortilegios Weasley- comenzó, dedicando una mirada severa a Fred y Roxanne, los mellizos, y seguidamente a James y Xabier- Quiero dar también la enhorabuena, a los alumnos recientemente seleccionados para sus casas. Los capitanes de los equipos de Quidditch deben pasar por mi despacho cuando tengan su equipo completo, y comunicar la solicitud del campo con un poco de antelación para los entrenamientos- añadió, mientras se ajustaba las gafas sobre el puente de la nariz. Albus entonces observó a resto de profesores y saludo tanto a Hagrid como a Neville- Por último, no tengo nada más que decir en este momento, que desearos suerte en vuestros estudios, y que tengáis una saludable cena de bienvenida- concluyó, dedicando a todos una sonrisa, mientras se daba la vuelta para ocupar su sitio, entre Horace Slughorn, el profesor de Pociones, un hombre ancho y bajo, con la cara redonda y sonrosada, con un poblado bigote; y Neville, que intercambio unas palabras con la directora y sonrió gentilmente.
Albus centró entonces su atención en el banquete que se había aparecido ante sus ojos: pasteles de calabaza, de carne, de riñones, costillas de cerdo, muslos de pollo, grandes fuentes de patatas fritas y cocidas, guisantes hervidos y caldos espesos de cebolla que desprendían un aroma embriagador…
El moreno se centró en servirse un poco de todo, para probar la deliciosa comida de la que su hermano mayor siempre hablaba. Charlo animadamente con Valeria sobre quidditch, agradecido de que la chica lo viese y de poder estar con alguien tan agradable como ella. Alargó la mano hacia la fuente de pasteles de calabaza, donde solo quedaba uno, y en su trayectoria se cruzó otra mano. Ambas se apartaron y Albus miró al dueño. Se trataba de Scorpius Malfoy, que le observaba con una confusión parecía a la que sentía en ese momento.
-Cógelo tú, no me importa- soltó el rubio. Parecía que arrastraba las palabras, pero en sus ojos había calidez, y en su voz ni una pizca de arrogancia. Albus sonrió, lo cogió y lo partió por la mitad, dándole a Scorpius uno de los trozos.
-Siempre me han dicho que la comida sabe mejor si la compartes- dijo, dedicando el gesto de su rostro a Scorpius, que primero miró el trozo sorprendido y luego a Albus agradecido. Cogió la comida que le tendía el moreno y engulló sin miramientos el pastel.
-Y a mí siempre me han dicho que hay que masticar la comida- añadió Valeria, frunciendo el ceño ante la actitud del rubio. Scorpius rió con diversión, se limpió la boca con la servilleta y le tendió la mano a Albus.
-No nos hemos presentado formalmente. Scorpius Malfoy- se presentó. Y Albus sintió que aquél chico le caería bien. Le estrechó la mano tendida.
-Albus Potter, un placer- respondió el moreno. Scorpius miro a Valeria, que cortaba un filete de pollo con educación. La chica dirigió su mirada verde y azul al rubio.
-Valeria Ellingson- murmuró, y como si eso bastase, ataco de nuevo al filete, ignorando a sus compañeros de mesa.
-¿No habla mucho verdad?- preguntó Scorpius. Albus sonrió.
-En el tren por lo menos hablaba- comentó, mordiendo su pedazo de pastel de calabaza. De pronto, la fuente volvió a llenarse y él y Scorpius se lanzaron a coger un par cada uno.
-Tu padre es Harry Potter ¿no?- preguntó de pronto. Albus tragó el pedazo de pastel y alargó el tenedor para coger unas pocas patatas.
-Si…y el tuyo es Draco Malfoy ¿verdad? Saludó a mi padre en la estación- comentó Albus. Scorpius asintió.
-Él quería que me tocase en Slytherin…me dijo que si no me tocaba en esta casa me desheredaba- comentó entre risas. Albus rió con él.
-Mi tío Ron me amenazó con básicamente lo mismo, solo que en mi caso era si me tocaba en Slytherin- comentó.
-Vaya, pues en ese caso te has quedado sin herencia- bromeó el rubio, mientras se limpiaba con la servilleta y se acomodaba en el asiento. Albus sonrió y desvió su mirada hacia la mesa de Gryffindor, al otro lado de la sala, donde vio a Prue y Rose sentadas junto a James y Xabier, que hacían reír a la rubia pero no a la pelirroja, que los observaba con el ceño fruncido. Prue entonces se percato de la mirada de Albus y lo saludó con efusividad. El moreno le devolvió el gesto y luego se dedicó a observar a sus compañeros. Entre ellos advirtió la mirada petulante del llamado Zabini, que estaba sentado con Miles Warrington, un muchacho de hombros anchos y pelo color arena; y Harper Nott, un chaval pequeño y flacucho, que saludo con timidez a Scorpius.
La cena transcurrió sin ningún otro problema para Albus, sin contar por supuesto las miradas furtivas que varios de sus compañeros de mesa y casa le lanzaban, preguntándose cómo era posible que un Potter hubiese acabado allí, en la mesa de las serpientes. Los platos de carne, sopas y demás dieron paso a grandes tartas de melaza, helados de todos los sabores, y algún que otro dulce de la tienda de Honeydukes, como las meigas fritas, cuencos de grageas, calderos de chocolate…Albus agarró una tarta de melaza, un caldero, unas grageas y un par de meigas, y Scorpius le imitó. Valeria se limito a agarrar un trozo de tarta y lo comió con delicadeza.
Tras aquella cena tan abundante, Albus ya no podía pensar en otra cosa que en irse a la cama. Vio que algunos alumnos se levantaban de sus respectivas mesas para acercarse a otras y así hablar con sus amigos. Albus vio entonces a Prue y a Rose, caminando hacia ellos. La pelirroja parecía estar a punto de reventar, pero la rubia seguía devorando un caldero de chocolate. Antes de darle el mordisco, comió una meiga y flotó delicadamente a un par de centímetros sobre el suelo.
-¡Estoy llena!- exclamó, sentándose entre Valeria y Albus sin miramientos, ganándose así miradas de incredulidad por parte de varios alumnos de Slytherin, y otros tantos de Ravenclaw que se encontraban en la mesa de al lado. Rose por su lado se mantuvo más alejada, observando a Scorpius con suspicacia.
-¿Pasa algo?- preguntó el rubio, comenzando amostrarse molesto por el examen visual de Rose. La pelirroja dio un respingo en su sitio pero negó con la cabeza mientras se giraba hacia Prue.
-Yo voy a volver a la mesa- murmuró, dándose la vuelta y dirigiéndose a la mesa roja y dorada. Pero Prue no se movió de su sitio y partió su caldero en cuatro trozos, que entregó a sus compañeros. Scorpius observó extrañado el que  le tendía
-¿No quieres?- preguntó Prue.
-S-si…pero…me extraña que me lo des así, sin conocerme siquiera- murmuró.
-Estás hablando con Al y con Val, eso me basta para saber que eres un tipo legal- explicó la chica, encogiéndose de hombros. Scorpius sonrió y cogió el trozo de caldero, mordiéndolo a continuación- Prue Lalonde, por cierto- dijo sonriente, cogiendo la mano de Scorpius para estrecharla. El rubio rio divertido.
-Scorpius Malfoy- se presentó, por segunda vez aquella noche.
-Te presentaste en el vagón ¿verdad?- preguntó Prue entonces. El chico asintió.
-Y nos subimos juntos a la barca- añadió. La rubia rio divertida y entonces la directora McGonagall se levantó y carraspeó ligeramente. El Gran Comedor quedó completamente en silencio.
-Bien alumnos. Tras esta abundante cena, no tengo nada más que hacer que desearos buenas noches y que espero veros mañana a primera hora para el comienzo de las clases. Los prefectos de cada casa les guiarán hasta las salas comunes, donde les espera su equipaje. Espero que vuestra estancia aquí, en Hogwarts, sea para vosotros una experiencia maravillosa y única- dijo, mientras sonreía a todos los alumnos, que aplaudieron con efusividad. Prue se levantó como por un resorte y corrió hacia su mesa despidiéndose de Albus, Scorpius y Valeria.

-¡Los de primero por aquí por favor!- escuchó el moreno. Se giró para mirar a un chico alto y espigado, con el cabello revuelto de tono castaño y ojos claros. Albus se apresuró a seguir la fila de alumnos. Recorrieron los pasillos, y bajaron por una escalera hasta las mazmorras. El prefecto se detuvo ante una pared y pronunció las palabras Carpe Diem. La pared se deslizó hacia un lado, dejando entrever un pasillo que desprendía un brillo verdoso- Por aquí por favor- comentó el prefecto, metiéndose por el pasadizo. Albus lo siguió, expectante, seguido por Scorpius y Valeria.

2 comentarios:

  1. [a8c para los amigos XD]

    Siento haber tardado en comentar, pero esta semana la he tenido repleta de prácticas :''D

    Me está gustando mucho tu historia y me parece muy original que Albus acabe en Slytherin (Odio el nombre de las casas -A-) aunque mi mente fujoshi no piede evitar fantasear con Scorpius y Albus desde el principio del capítulo.

    No sé si te habrás dado cuenta, pero si pasas el blog la letra en cursiva parece que baila XD

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    1. A-chan *3* muchas gracias por tu comentario <3 en nada subiré a devianart las fichas de Prue, Elaine, Valeria y Erika, para que veáis como me quedaron nwn
      Que Albus acabe en Slytherin es algo que pense, y me dije "Por que no? Total, algo diferente a Harry debe tener"
      Me alegro mucho que te esté gustando la historia en serio *w* Cuando pueda, y tenga oportunidad, subiré los spectos de los personajes ^w^

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