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Hogwarts Express
Albus se acurrucó junto a la ventana en el compartimento de
Expreso de Hogwarts. Su hermano James se había separado de él en cuanto se
encontró con Lysander y Lorcan Scamander, los rubios gemelos hijos de Luna
Scamander, amiga de sus padres, y con Louis Weasley, uno de sus primos, hijo de
Bill y Fleur Weasley. Junto a él estaba su prima Rose, leyendo con avidez uno
de los muchos libros que tenían que usar durante ese año.
-Rosie ¿por qué no dejas de leer? Ya tendrás tiempo al
llegar a Hogwarts- gruño Albus, mirando por la ventana. Solo se encontraban
ellos dos en el compartimento. Todos sus primos estaban con sus respectivos
amigos, así que solo quedaban ellos, los de primer año.
-¿Y por qué no me dejas leer Albus?- inquirió la niña,
alzando la vista del libro. El chico observó sus ojos azules, como los de su
tío, y su nariz cubierta de pecas.
-Me aburro, simplemente- contestó él, volviendo a mirar por
la ventana.
-¿Por qué no te cambias?- preguntó ella. Albus volvió a
gruñir y se revolvió en el asiento.
-¿Para qué? ¿Para qué me vea James y empiece a restregarme
que iré a Slytherin?- contestó, incorporándose en su asiento. Su prima suspiró
y volvió la vista al libro que tenía entre las manos.
-¿Por qué no compras algo en el carrito? Así te entretienes.
Puedes empezar a coleccionar los cromos de las ranas de chocolate- añadió Rose
a su oferta. Albus la miro detenidamente antes de levantarse y asomarse por la
puerta del compartimento. Cuando divisó el carro fue hacia él veloz. Con la
bruja que lo conducía, se encontraba una niña de su edad, con el pelo rubio
platino sobre los hombros.
-Entonces querida, ¿qué deseas?- preguntó con una sonrisa amable. La chica se
quedó en silencio unos segundos antes de contestar.
-Una caja de grageas de todos los sabores de Bertie Bott y
una de bolas de chocolate- dijo al final. La bruja lo rebuscó otros
exasperantes segundos para Albus y le tendió a la joven dos cajas.
-Son cinco knuts por caja cielo- contó la mujer. La chica
rebuscó en los bolsillos de sus vaqueros y sacó unas monedas que le entregó a
la vendedora. Entonces se giró y Albus pudo observar sus ojos. Tenían un
extraño magnetismo, de un profundo color fucsia oscuro, tirando a violeta. La
chica se disculpó y paso junto a Albus, hacia algún compartimento perdido en el
vagón.- ¿Y tú querido?- preguntó entonces la bruja. El chico volvió en sí y
pidió tres ranas de chocolate y una caja de ratones de azúcar chillones para
Rose. Pago lo requerido y volvió junto a su prima.
-Toma, los he comprado paras ti- dijo el chico tendiéndole la
caja de ratones. La pelirroja los miró fascinada, rió con agradecimiento y,
tras abrir la caja, se metió uno de los ratoncillos en la boca.
-Delicioso...se deshacen en la boca- murmuró. Miró a Albus,
su pelo negro despeinado, sus ojos verdes- ¿Quienes te han tocado?- preguntó.
-Helga Hufflepuff, Bertie Bott y Montague Knightley- respondió, observando los dos magos y la bruja.
-¡Que suerte! Una de las fundadoras de Hogwarts-
exclamó Rose, cogiendo el cromo para observarlo. Una mujer de sonrisa amable y
cabellos castaños.
-Ya. Tengo también a Godric Gryffindor. Me quedan
Rowena Ravenclaw y Salazar Slytherin- murmuró Albus. Rose le tendió el cromo. Y
se mantuvieron en silencio unos minutos. Entonces la puerta del compartimiento
se abrió y los dos se giraron para mirar a tres chicas. Albus reconoció a una
de ellas como la rubia que había comprado las grageas y las bolas de chocolate.
-¿Están ocupados?- preguntó esta señalando los
asientos vacíos. Rose le dedicó una sonrisa radiante.
-Tranquila, podéis sentaros- respondió, haciendo un
gesto para restar importancia. La chica sonrió y se giró a sus compañeras,
invitándolas a entrar. Se sentó junto a Albus, que observó curioso a sus
acompañantes. Una de ellas era pequeña, de pelo platino recogido en dos coletas
y ojos violáceos. La otra tenía el pelo largo de un tono castaño oscuro, y ojos
curiosos (uno verde y otro azul)- Soy Rose Weasley, y el mi primo Albus Potter-
se presentó. El chico se revolvió incómodo.
-¡Puedo presentarme solo Rosie!- exclamó el chico.
La rubia rio divertida.
-Yo soy Prudence Lalonde, la peliplata es Elaine
Farandole, y la morena es Valeria Ellingson. Es nuestro primer año en Hogwarts-
dijo, presentando a sus compañeras- Se supone que iba en otro compartimento,
pero cuando volví de comprar los dulces estaba lleno. Me las encontré en el
pasillo y les dije que buscásemos un compartimento juntas- explicó la chica,
abriendo la caja de bolas de chocolate. Se llevó una a la boca y sonrió- Nata
de Cornualles y mousse de fresa, mi favorito- comentó, sonriente. Ofreció a sus
compañeros de compartimento. Rose y Elaine cogieron una cada una. Albus sonrió
por primera vez desde que volvió a entrar tras comprar los dulces. Alargó la
mano y cogió una bola de chocolate.
-¿En que casa creéis que os tocará?- preguntó
Elaine. Su voz era aflautada y dulce.
-Me gustaría en Gryffindor- susurró.
-¡Te tocará en Gryffindor Al!- exclamó Rose- Toda
la familia ha estado en Gryffindor. Mis padres han estado en Gryffindor, los
tuyos igual. Nuestros tíos, exceptuando a Fleur, estuvieron en Gryffindor. Y
nuestros primos, sin contar a Lucy y Louis que están en Ravenclaw. Y tanto tú
como yo estaremos en Gryffindor- aseguró. La chica morena, Valeria, miró
distraídamente por la ventana.
-A mi me tocará en Slytherin...- murmuró. Albus la
miró sorprendido- Toda mi familia ha estado en esa casa- explicó, antes de que nadie
pudiese decir nada.
-Jo... ¿Slytherin? Mi padre me decía que yo sería
de Gryffindor o de Ravenclaw- murmuró Prudence. Elaine se revolvió.
-No lo sé la verdad...- murmuró desviando la mirada
hacia la caja de grageas de Prue- ¿Me das una?- pidió. La chica sonrió.
-Cuidado y que no te toque ninguna que sepa mal-
advirtió Rose. La peliplata sonrió y cogió una de la caja que le tendía la
chica rubia. Rebuscó y sacó una de un extraño color marrón.
-Me da mala espina- murmuró.
-¡Arriésgate Eli!- exclamó Prue.
-¿E-eli?- farfulló ella, sonrojándose.
-¡Sí, es tu apodo!- contesto. Elaine sonrió y se
llevó la gragea a la boca. La mordió, y todos los del vagón, incluido Albus,
que había observado la escena con diversión, observaron expectantes la reacción
de la chica. Su rostro se iluminó.
-¡Es de chocolate!- exclamó. Y todos los del
compartimento estallaron en carcajadas.
-¡Vaya Albi! ¿Ya has hecho amigas?- el chico desvió
la mirada de los cromos que intercambiaba con Prue a la puerta, donde un chico
pelirrojo con las mejillas llenas de pecas, y una chica de piel olivácea y
cabellos oscuros esbozaban sendas sonrisas.
-¡No me llames Albi Fred!- exclamó el moreno,
poniéndose rojo.
-Oh vamos pequeño- comentó la chica, entrando y
revolviéndole el cabello. Cogió una gragea de la caja y se la llevó a la boca.
Dibujó una mueca de disgusto- Cera para el oído, debería haber elegido mejor-
murmuró, sentándose junto a Prue.
-Roxanne ¿no tenéis compartimento propio?- preguntó
Rose, mirando a sus primos.
-Queríamos ver a nuestros primos novatos- dijo Fred
revolviéndole el cabello a Rose- Y advertiros que más os vale que os toque en
Gryffindor...-
-...si no queréis que usemos los Sortilegios
Weasley sobre vosotros- terminó Roxanne por él. Rose rió divertida, pero Albus
no le encontró la gracia al chiste. Se encogió en su asiento durante toda la
visita de sus primos y cuando se hubieron marchado se estiró. No es que no le
cayesen bien, pero eran bastante traviesos. Según su hermano James, Roxanne y
Fred eran los alborotadores jefes del colegio, y después estaban él, Xabier, Lysander
y Louis. Durante un rato intercambió cromos con sus compañeras, hasta que
alguien volvió a abrir la puerta. Albus fijó su vista en el chico que los
observaba indiferente. De rasgos angulosos y finos, pelo lacio y rubio platino,
y ojos oscuros. Albus recordó fugazmente la despedida en la estación, y como su
tío Ron había advertido a Rose que no se
acercara a él...se llamaba...
-Scorpius Malfoy- se presentó secamente- ¿Sabéis a
qué hora llegaremos a Hogwarts?- preguntó. Todos negaron con la cabeza-
Gracias- y tras las palabras desapareció por el pasillo.
-¿Y eso?- preguntó Prue alzando una ceja. Todos se
encogieron de hombros, y siguieron a lo suyo. Rose se puso a hablar con Valeria
sobre el colegio y las asignaturas. Por su lado, Elaine leía las biografías de
los cromos de las ranas de chocolate, y Prue charlaba animadamente con Albus
sobre quidditch. La rubia quería ser buscadora del equipo de su casa en
Hogwarts, y el moreno compartía su deseo. Se desearon suerte si les tocaba en
la misma casa.
-Ohhhh- la exclamación de sorpresa de Elaine captó
la atención de todos. Se asomaron por la ventanilla, y apretujados, observaron
el castillo que se alzaba ante ellos.
-Es precioso- murmuró Prue, mientras una sonrisa se
dibujada en su rostro.
-Mucho...más de lo que me contaba mi padre y mi
madre- añadió Rose, mirando fascinada las luces que parecían flotar bajo el
castillo, reflejadas en el lago- ¿Será cierto lo del calamar gigante?-
preguntó.
-¿Lo que nos contaban nuestros padres?- preguntó
Albus. Rose asintió y el chico se despegó de la ventana- Voy a ir a ponerme la
túnica ¿alguien viene?- Prue se despegó también del cristal y dijo que le
acompañaba. Juntos salieron del compartimento y se encaminaron hacia el lugar
donde estaban los baúles. Siguieron hablando de quidditch por el camino. Albus
estaba tan distraído que no se dio cuenta del compartimento por el que pasaban.
-¡Vaya Al! ¿Ya te has echado novia?- preguntó la
voz de James. El chico se sonrojó ante la salida de su hermano, que asomó al
pasillo. Llevaba ya puesta la túnica con los colores de Gryffindor. Junto a él
estaban los gemelos Scamander y su primo Louis, vestidos del azul de Ravenclaw,
y Xavier Allister, un chico de piel olivácea (no tanto como Roxanne), pelo
oscuro, espeso y ojos del mismo tono, con el color de Gryffindor como el de
James.
-¿Quién es este Al?- preguntó Prue, alzando una
ceja hacia el chico- ¿Tu niñera?- añadió, dibujando una sonrisa en su rostro.
James soltó una carcajada.
-Rebelde y divertida, has elegido bien Al- comentó
Xabier desde su asiento. El chico se revolvió incómodo y le dedicó a ambos
chicos una mirada corrosiva.
-Dejadme en paz- soltó, y se encaminó hacia donde
los baúles. Escuchó los pasos rápidos de Prue tras él y se giró.
-Muy simpático... ¿es tu hermano?- preguntó con una
sonrisa irónica.
-Lamentablemente si-
gruñó Albus. Prue rió divertida y al cabo de los segundo Albus se le unió y
tuvieron que parar para poder reír a gusto. Cuando estuvieron cambiados
volvieron al compartimento junto a Rose, Elaine y Valeria. Todas estaban ya
vestidas con las túnicas. Se sentaron de nuevo y esperaron a que el tren se
detuviese en la estación.
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