Bienvenid@s a...

Bienvenid@s a...

Last Assault

sábado, 24 de agosto de 2013

Cinderella [3ª Parte]

No digas poco en muchas palabras, sino mucho en unas pocas
-Pitágoras


Observé desganada el libro de matemáticas. Ya habían pasado dos semanas desde la fiesta de Nathaniel. Llegué a casa con el tiempo justo de cambiarme y guardar el vestido, pero maldije en voz alta cuando me di cuenta de que un zapato se me había caído en la carrera. Yo tenía claro que esto no sería como “Cenicienta”, ya que miles de chicas tenía mi misma talla de pie.

Ya le había devuelto a Agatha el vestido, y me había disculpado infinidad de veces por lo del zapato, cosa a la que resto importancia, diciendo que me los regalaba. Últimamente la visitaba a menudo. Era una mujer estrafalaria, y muy, muy divertida. La verdad es que me sentía mucho más a gusto con ella que en mi casa.

La clase había terminado, así que recogí mis cosas y esperé a Castiel en la entrada. La directora le había llamado por una pequeña disputa con Nathaniel. Llevaba esperando veinte minutos cuando Savannah y sus amigas salieron del edificio:

-Aún estás investigando sobre la identidad de la chica misteriosa?- preguntó Katherine a Amber. Esta asintió y se sacudió la melena.

-Tenía invitación, pero no sé de dónde demonios la sacó. No le perdonaré que se haya colado en mi fiesta- explicó. Yo quise morderme la lengua, pero como siempre, no podía quedarme callada cuando se trataba de la rubia.

-¿ fiesta? Vaya, y yo que creía que Nath cumplía años el mismo día que tú- comenté, poniendo los ojos en blanco. Amber me miró con odio, y mis hermanastras con desagrado.

-¿Quién te crees para meterte en la conversación niñata?- espetó. Una sonrisa burlona se dibujo en mi rostro.

La tía que te tomo el pelo colándose en tu fiesta y besó a tu hermano” pero me contuve esas palabras.

-Una chica cuya personalidad es tan original como todas las vuestras juntas- solté la pulla sin dificultad. Estaba acostumbrada a decir ese tipo de cosas.

-Entonces no me extraña que no consigas ligar, con lo marimacho que eres- soltó Katherine. Amber comenzó a reír, y el resto de arpías la siguieron. Quise contener lo que dije a continuación, pero como siempre, mi lengua fue más rápida que mi racionalidad.

-Claro, y al ser tan marimacho como tú dices soy quién pasa más tiempo con Lysandre y Castiel, por no hablar de derecho a roce con el pelirrojo ¿no?- sabía lo que Amber y mis hermanas sentían por mis amigos, y verlas enrojecer de rabia me llenó de satisfacción.

-¿Q-qué demonios estás diciendo?- farfulló la rubia, tan roja como el pelo de Castiel.

-Bueno, poder ir a la casa de Castiel y beber con él tiene sus finales ¿acaso tu mente está tan atrasada que no pillas que me acuesto con él?- comenté, con una voz tan falsa como las suyas. Vi la mano de la rubia avanzar contra mi rostro a toda velocidad, así que cerré los ojos. Era la segunda bofetada que me daban este mes. La miré indiferente, cosa que la desconcertó- ¿Y ya está? Bueno, si me disculpas, debo buscar a mi amigo- dije, dándome la vuelta para entrar en el edificio, mientras las dejaba estupefactas…


-¡Max! ¿Qué te ha pasado?- exclamó Nathaniel en cuanto me vio al salir de la sala de delegados, que estaba al lado del despacho de la directora. Me llevé la mano a los arañazos instintivamente.

-¿Esto? Tu adorable hermana, que es adicta a acariciarme con las uñas- ironicé. El chico suspiró.

-Nunca cambiara…- murmuró- Lo siento mucho de verdad- añadió, acariciándome el brazo con delicadeza. Sentí un escalofrío cuando su mano rozó la piel desnuda de mi brazo. Nos separamos algo turbados y desviamos las miradas a la vez- B-bueno… ¿t-tú tienes algo q-qué hacer después de clase?- preguntó, rascándose la nuca. Yo me mordí el labio inferior.

-B-bueno…se supone que Cast y yo íbamos a ir a pasear a Demonio…pero eso solemos hacerlo a menudo así que puedo aplazarlo…- expliqué, mirando mis botas.

-¡No, si no hace falta en serio! Lo decía por si te apetecía ir conmigo a dar de comer a los gatos- murmuró, sonriendo. Yo me sonrojé.

-¿Una cita?- pregunté. Ningún chico me había pedido jamás una cita…al menos hablando en serio. Ya iban un par de veces que amigos de mis hermanas me pedían salir para burlarse. Vi como sus mejillas se sonrojaban más de lo habitual.

-B-bueno s-se podría d-decir que sí…- murmuró, desviando la mirada hacia sus zapatos.

-¿Vas en serio principito?- preguntó una voz a mis espaldas. Sentí como unos brazos fuertes me rodeaban por la cintura y el cálido aliento del pelirrojo en mi nuca. Me estremecí y miré a Nathaniel, cuya mirada se había tornado dura y fría.

-Ya, pero me ha dicho que tiene planes, así que la oferta ha sido retirada- murmuró con apatía, antes de marcharse. Yo me revolví en los brazos de Castiel y le fulminé con la mirada.

-¿Qué problema tienes Castiel? ¿No puedo hablar con un amigo?- espeté.

-¿Amigo? ¿Él?- yo asentí enfadada y él se rió- Vale, vale, lo que tú quieras. Si mañana te lo vuelve a pedir, acepta…pero hoy eres solo mía- murmuró, antes de besarme con avidez. Me separé de él jadeante.

-¿Tienes ganas aún sin estar borracho?- pregunté, enmarcando una ceja.

-Verte con el rubio me ha hecho pensar en él contigo en esa situación, y no veas lo rabioso que me he sentido…tú eres solo mía Max- susurró a mi oído, mientras me cogía por las caderas y me apretaba a su cuerpo. Sonreí y tomé la iniciativa al besarle.

-Pues vamos entonces…- murmuré, separándome de él y arrastrándolo fuera del edificio…

[Escena sin censura]

Llegamos a su casa demasiado rápido. La temperatura de nuestros cuerpos aumentaba por momentos y lo primero que hice fue arrastrarle hacia el sofá, pero él me pegó contra la pared:

-No puedo esperar más…- murmuró, despojándome de mi ropa interior.

-¿Lo vamos a hacer contra una pared? Que original Cast- ironicé, atrayendo sus labios a los míos. El no respondió. Sacó de su bolsillo un pequeño paquete, que rasgo para ponerse el preservativo. Besó mi cuello lentamente, y sin previo aviso embistió. Ahogué un gemido y reí imperceptiblemente.

-¿Te hace gracia esto?- murmuró, debatiéndose entre volverlo a hacer o juguetear un poco más.

-Me ha gracia la ganas que muestras…- murmuré, deshaciéndome de su camiseta. Torso esculpido, piel pálida como el marfil…aquél cuerpo me llamaba, y aunque el alcohol no gobernase nuestras mentes, la pasión era quién nos manipulaba ahora.

Me calló con un beso y volvió a embestirme, cada vez más fuerte, cada vez más profundo…un gemido me indica que todo ha terminado, así que me separo del pelirrojo y mis pies al fin tocan el suelo. Pero el chico me agarra de las muñecas:

-Aún no hemos acabado…- murmuró, quitándome la camiseta. Acarició mis pechos con avidez, y me tumbó sobre la mesa- Tenía muchas ganas de hacer esto…- comentó, colocando mis piernas sobre sus hombros. Tragué saliva y gemí cuando me penetró. Debido a la postura que habíamos adoptado, no podíamos besarnos, pero sentirle en mí era suficiente. Me cogió por la cintura y me elevó sin problemas para sentarse en el sofá y sentarme encima suya- Muévete…- susurró en mi oído…y así lo hice. Mientras le besaba me moví. Pudimos estar así un tiempo, no lo controlé, pero en cuanto el momento llegó me derrumbé sobre él, recuperando el ritmo normal de respiración.

-La próxima vez avísame con tiempo, así me pondré ropa interior más bonita- bromeé, separándome de él. Me acerqué a mi bolso, saqué un paquete de tabaco y cogí la camiseta de pelirrojo, que me puse. Me senté a su lado y encendí un cilindro…

[Fin de la parte sin censura]


Toqué un par de acordes de la guitarra de Castiel. Me observaba con ojos hambrientos, con el torso desnudo y un cigarrillo entre los dedos corazón e índice. Le miré con una sonrisa:

-¿Qué pasa?- pregunté, alzando una ceja. Me había dado cuenta de que era un gesto demasiado habitual en mi.

-Nada…solo que estas irremediablemente sexy con mi camiseta- murmuró, aspirando un poco de tabaco. Expiró el humo y se lamió los labios- ¿No puedo mirarte si me pareces sexy?- me sentí sonrojar, y desvié la mirada para tocar otro par de acordes.

-Anda cállate…- espeté…


-Nath… ¿sigue en pie lo de ir a dar de comer a los gatos?- murmuré al delegado. Me miró sorprendido, pero asintió con una sonrisa.

-Por supuesto, ¿me esperas al salir de clase en la entrada?- me pidió. Yo asentí débilmente y me dirigí a mi clase, donde me esperaba el corrito de arpías. Pasé a su lado sin prestarles la más mínima atención.

-¿Dónde te metiste ayer por la tarde Max?- preguntó Savannah. Yo me detuve y la mire por encima del hombro.

-Estuve con Castiel en su casa ¿algún problema?- dije con una mueca. Vi como se ponía roja de furia y pude seguir avanzando sin problemas hasta mi sitio…


Me apoyé en la pared mientras esperaba a que Nathaniel terminase su trabajo. Savannah y sus amigas hicieron un par de burlas, pero las ignoré por completo, mientras escuchaba el grupo “Paramore” . Castiel y Lysandre se despidieron de mí, y se fueron a casa del albino. Tras una media hora escuchando música, sentí como una mano tocaba mi hombro. Me quité uno de los cascos y me giré hacia el rubio:

-¿Vamos?- me preguntó, con una sonrisa.

Yo asentí y le seguí por las calles del barrio hasta un pequeño callejón. Me señaló una serie de cartones superpuestos entre sí:

-Ahí es donde están los gatos- comentó, echando mano a su bolsa. Sacó un pequeño tupper con comida para gatos, unas pequeñas galletitas- Psss…- murmuró, agachándose. Esperé un par de segundos antes de ver aparecer la primera cabecita multicolor, seguida por una blanca, una anaranjada, una de pelaje casi dorado y una negra. Observé los gatos fascinada- Esta es “Nymeria- dijo, señalando a la multicolor- El blanco se llama “Summer”, el negro “Crow”, el de pelaje casi dorado lo llamé “Casterly”, y la anaranjada es “Rose- presentó con cariño. Yo cogí a “Nymeria” que me arañó con sus patitas, y me eché a reír.

-Son monísimos… ¿les has llamado así en honor a “Juego de Tronos”?- pregunté, alzando una ceja. Él se sonrojó per asintió.

- Veo que te diste cuenta- comentó, mientras daba una galletita a “Casterly” y otra a “Crow”. “Summer” se había subido a mi regazo y ronroneaba con la panza hacia arriba, por lo que le empecé a rascar-¿Te gustan los gatos?- preguntó.

-Gatos, perros…la verdad es que adoro a los animales, sea cual sea- contesté, besando el hociquito de “Nymeria”, que me seguía arañando la mano. Nathaniel cogió a “Rose” e hizo lo mismo.

-Mi hermana es alérgica a los gatos, así que no puedo tener ningún animal- explicó. Quise decirle que adoptase un perro, pero viendo como adoraba a los gatos dudé de que le gustaran. Pasamos ahí un par de horas más, dando de comer a los gatos y hablando de “Juego de Tronos”…


-Creo que va a llover…- murmuró Nathaniel observando el cielo. Habíamos dejado a los pequeños gatos escondidos bajo láminas de madera, para evitar cosas como esa. Imité a Nathaniel y fruncí el ceño ante las nubes.

-¿No podemos resguardarnos en algún sitio?- pregunté. El se revolvió incómodo.

-Podríamos ir a la universidad…esperaremos allí hasta que escampe- contestó, mientras una fina lluvia comenzaba a caer. Ambos nos cogimos de la mano y echamos a correr en dirección al edificio…


-¿Quieres un café?- preguntó, tendiéndome una toalla que había cogido del gimnasio. La acepté agradecida y me froté el pelo mojado.

-Por favor- comenté, sonriendo. Me había sentado en una de las sillas de la sala de delegados. La lluvia había tornado fuerza en cuanto entramos en los jardines, por lo que habíamos acabado empapados. El chico se afanó a preparar la bebida, y yo no hacía nada más que observarle. Había sido tan amable conmigo…suspiré, y él se giró hacia mí con dos tazas humeantes. Al sentarse y ofrecerme el café se quedó paralizado.

-Emm…Max…t-tú camiseta…- murmuró él. Bajé la vista y me tapé por puro reflejo, sonrojada. Se me transparentaba todo, y cuando digo todo, es TODO. Él me miró confuso, sonrojado, y apartaba la miraba todo lo que podía. Entonces se quitó la camisa y me la tendió- T-toma…- murmuró avergonzado. La cogí con un “Gracias” y me la puse temblando…. ¿acaso me sentía así cuando Castiel me desnudaba con la mirada? ¿O cuándo hacíamos algo? Era la primera vez que sentía vergüenza al estar casi desnuda ante un chico. Bebí un poco del café, y entonces me di cuenta del incómodo silencio que reinaba en la sala.

-N-Nath… ¿qué tal fue la fiesta?- pregunté para cambiar de tema. Él sonrió de manera imperceptible.

-Estuvo bastante bien… una persona me dio un buen consejo- murmuró, con ojos soñadores.

-¿Ah sí? ¿Qué consejo?- pregunté, con una sonrisa picarona.

-Me dijo que me atreviese a declararme a la persona que me gusta- declaró. Alargué una mano hacia la suya y la acaricié.

-Seguro que lo consigues- animé. Nath se levantó y se volvió hacia la máquina de café.

-B-bueno…hace mucho que la conozco, y siempre me ha interesado…es original, divertida, muy extrovertida y…m-muy hermosa- confesó- La verdad es que esa chica er…- se había girado hacia mí, pero yo me había levantado y le rodeé la cintura con mis brazos.

-Lo sé…- murmuré, besándole. Al principio no reaccionó, pero poco a poco se fue adaptando al beso. Deslicé las manos por su torso escultural y suspiré- Lo se Nath…- murmuré, apoyándome en su pecho. Desanudé el nudo de su corbata y le desabroché un par de botones. Sentía mi cuerpo demasiado acalorado, y no sabía qué demonios me pasaba…

-Max…- murmuró Nathaniel, reprimiendo un gemido mientras le desabrochaba el último botón de la camisa y pasaba una uña por su cuerpo. Sonreí y le volví a besar…

[Escena sin censura]

Me deshice de su camisa y me quité la camiseta mientras le besaba. Nuestros cuerpos desnudos se rozaban y me provocaba más que nada. Me apreté contra él y sentí su erección contra mi estómago. El chico era tan alto como Castiel….me quité al pelirrojo de la cabeza y me centré en el rubio. Era quién ahora me interesaba, era quién hacía latir mi corazón…

-M-Max….yo…- murmuró, sonrojado, desviando la mirada. Yo comprendí. El chico no había tenido ninguna relación así. Le besé con suavidad.

-Tranquilo…no iremos rápido…- murmuré, sonriéndole con dulzura. Él asintió débilmente y se inclinó para besarme. Tímidamente alzó las manos hasta mis pechos y los acarició. Pasé a besarle el cuello y deslicé mi mano hacia su entrepierna y acaricié su erección con cuidado. Reprimió un gemido y apretó con más fuerza como reacción. Yo reí ligeramente y le besé en la comisura de los labios.

-¡L-lo siento!- exclamó el, apartándose de mí. Yo negué con la cabeza.

-No, no pasa nada- aclaré, sonriendo- Puedes ir más allá si quieres- murmuré, mirándole a esos hermosos ojos dorados suyos. Él trago saliva al asentir, y deslizó su mano por mi estómago, hasta llegar al pantalón. Allí, con algo de torpeza, desabrochó los botones y bajó la cremallera. Descendió un poco más hasta llegar a la zona más sensible de mi cuerpo. Mi espalda se arqueó con el roce, y él me miró alarmado, por lo que le insté a seguir y le besé. Me acarició durante lo que me pareció una eternidad e introdujo un dedo con cuidado. Me apreté más contra él, deseando que lo hiciésemos ya, pero recordándome que debía adaptarse.

-Hagámoslo…- su voz, ronca de placer, me sacó de mis pensamientos. Su mirada se veía nublada, y respiraba lenta y profundamente. Yo asentí, y tiré de él hacia una de las alfombras que adornaban la sala. Rebusqué en mi cartera un preservativo hasta que di con el paquetito y se lo tendí. Entonces se sonrojó- Y-yo…n-no sé ponérmelo…- murmuró, sonrojado. Le dediqué una sonrisa llena de ternura y se lo coloqué yo, con sumo cuidado, provocando que echase la cabeza hacia atrás con el contacto de mi mano sobre su miembro. Me tumbé en la alfombra y tiré de él.

-Hazlo Nath…- murmuré, mirándole a los ojos. La primera embestida fue inesperada, dulce, y llena de amor. Lo sentí, al igual que lo sentí la segunda vez y la tercera. Me abracé con fuerza y sentí como las lágrimas se resbalaban por mis mejillas. Era la primera vez que lloraba...y era la primera vez que me sentía así de completa. El olor a limpio del delegado se mezclaba con su sudor, aumentando la temperatura de mi cuerpo más de lo que ya estaba. Y entonces, cuando todo acabo, cuando se separo de mí, dejando un entrañable vacío, murmuró las siguientes palabras…

-Te quiero…-


[Fin de la parte sin censura]


Estábamos tumbados en el suelo tapados solo por la chaqueta del rubio. Yo estaba acurrucada a su lado, con una sonrisa de felicidad. El respiraba lentamente, y me acariciaba el pelo con ternura. El silencio que nos envolvía no era para nada de tensión, sino más bien de calma. Entrelacé mis dedos con los suyos y le sonreí……y justo en ese momento la puerta de la sala de delegados se abrió de golpe….

2 comentarios:

  1. OH MY GOD. QUE PORNOSO TODO.
    Si, en esta parte solo he leido la parte sin censura XDD
    El otro lo tienes en el foro (el comentario)

    Anya :3

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias xP la parte de Nath quise que fuera más dulce, más bonita, por los sentimientos que fluyen entre ambos >___<

      Eliminar